Pensar dende a esquerda: Luis Gómez Llorente

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altHai case un ano, o 5 de outubro de 2012, deixounos Luis Gómez Llorente e dende entón tiñamos pendente adicarlle unha entrada na nosa páxina web. A publicación dun libro sobre a súa figura sérvenos de acicate para facelo.

Luis Gómez Llorente, segoviano nado en 1939, licenciouse en Filosofía e Letras na Universidad Complutense de Madrid e mantivo dende os seus anos de estudante universitario un activo compromiso político. Ingresou no PSOE en 1958 e ó longo da súa vida foi tamén un cualificado militante da UGT. A súa actividade profesional centrouse no ámbito do ensino, tanto na universidade como especialmente no ensino secundario.

Elexido deputado por Asturias nas eleccións de 1977, e novamente en 1979, o seu nome acadou especial sona cando confrontou con Felipe González no 28 Congreso do PSOE (1979), acompañado de nomes da ala esquerda do partido como Francisco Bustelo ou Pablo Castellano, cos que formaría a corrente Izquierda Socialista. Naquela cita, e nos anos posteriores, Gómez Llorente e outros compañeiros criticaban a perda dos sinais de identidade do partido, o abandono da movilización social, o pragmatismo e o culto ó líder. En 1982, Gómez Llorente renunciou a formar parte da candidatura socialista a unhas eleccións xerais que o PSOE gañaría por abrumadora maioría absoluta, aínda que seguíu militando no partido e na corrente Izquierda Socialista.

No terreo da produción intelectual, as contribucións de Gómez Llorente céntranse na educación pública, o laicismo e a historia do socialismo e do movemento obreiro, con libros como Rosa Luxemburgo y la socialdemocracia alemana (1975), Apuntes sobre el movimiento obrero (1992) ou Educación pública (2000).

A intervención de Gómez Llorente no 20 aniversario da corrente Izquierda Socialista (2001) pode considerarse un bo resumo do seu ideario. Alí afirmaba:

Si se me pregunta en qué ha consistido lo específico-diferencial del socialismo español, contestaría con una palabra: PABLISMO. Pablismo es el estilo que infundió Iglesias a las organizaciones por él creadas. Iglesias se consideraba a sí mismo un fiel marxista, pero fue sobre todo un gran humanista y un regenerador de la vida pública. Por eso lo respetaba tanto Ortega y Gasset, y por eso lo admiraba y quería tanto D. Antonio Machado.

Sus principales virtudes fueron la laboriosidad incansable al servicio de los trabajadores, su seriedad, es decir, la implacable coherencia entre lo que pensaba, lo que decía, y lo que hacía; su sereno arrojo para estar donde creía que debía estar, lo que le llevó siete veces a la cárcel. Fue laico y republicano sin estridencias. Hay que destacar su prudencia, por eso desconfiaba del mito de la huelga general revolucionaria. Sin negar que en la sociedad habría un día un corte drástico, operaba cotidianamente como un gradualista, pero sin abdicar de la meta.

Ese conjunto de rasgos perfilan el pablismo y evocarlos, así como difundir los conceptos de las grandes figuras de la historia del socialismo, es otra de las tareas que creo debemos asumir sobre todo quienes estamos alejados del fragor del día a día. Cada tarea tiene su hombre y su momento.

Hablo a quienes han sido capaces de mantener durante veinte años la continuidad y la coherencia de un discurso político socialista; atravesando toda suerte de dificultades. Por eso, lo mejor que puedo decir de quienes militan en la Corriente, es que participan -como tantos otros socialistas y ugetistas en cualquier rincón de España- de aquel modo de hacer, y de aquel espíritu, que se ha dado en llamar pablismo”.

No mesmo discurso facía unha referencia ás razóns da súa militancia sindical na UGT: Hay un motivo por el que los socialistas de viejo cuño nos sentimos muy a gusto en los sindicatos: los partidos pueden evolucionar hacia el interclasismo, y hacia una praxis política contemporizadora con los poderes económicos, así como con la estrategia internacional de las potencias hegemónicas, y a veces -preciso es reconocerlo- no tienen otra alternativa (son los condicionantes de una estrategia que pugna por ser mayoría en la democracia liberal parlamentaria). Pero los sindicatos son siempre, por definición, organizaciones de la clase trabajadora. Son inexorablemente y mientras existan, los más legítimos herederos y continuadores de cuanto significa en la historia el Movimiento Obrero. La tarea sindical no es otra sino la defensa de los intereses de la clase trabajadora, sea frente a la patronal, sea ante el Gobierno del Estado”.

A editorial Catarata acaba de publicar o libro Luis Gómez Llorente: educación pública y socialismo, que reúne un bo número de reflexións en torno á figura deste intelectual e militante socialista. O libro, coordinado polo catedrático de Filosofía Política da UNED Antonio García Santesmases e polo avogado Manuel de la Rocha Rubí, ambos membros da corrente Izquierda Socialista, conta ademais coas colaboracións doutros 23 autores, entre os que figuran Alfonso Guerra, Nicolás Redondo Urbieta, Alfredo Pérez Rubalcaba ou Cándido Méndez.

A páxina web da editorial reproduce algúns párrafos de Gómez Llorente, pertencentes ó seu opúsculo Alternativa socialista a la enseñanza (1979). Alí este insigne socialista afirmaba: “un punto nuclear del pensamiento socialista sobre la educación es transformar la escuela en sistema de nivelación social, en impedir que el privilegio económico se perpetúe a través de la enseñanza”.

http://www.catarata.org/libro/mostrar/id/867

 

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